Yo aquí no hablaré de una verdad universal, hablaré de una esencia universal tan hermosa e imperfecta como nosotras: El amor.
Seguramente te has preguntado o te han preguntado alguna vez: ¿Quién eres? ó ¿Qué eres? Y probablemente cada vez que respondes, contestas con nuestro nombre, profesión o inclusive con tu estatus: soltera, casada, divorciada…
Nos hemos construido a través de creencias, juicios y expectativas que nos llevan a un estado de ser un tanto superficial, distinto a lo que verdaderamente somos.
El amor
¿Qué fue lo primero que se te vino a la mente al leer esa palabra? ¿Tu pareja? ¿Un corazón roto? ¿Miedo?
Solemos relacionarlo y encasillarlo en -una sola cosa-, cuando verdaderamente lo es todo; dentro y fuera de nosotras mismas. Tómate unos segundos para reflexionarlo…
Mira a tu alrededor: ¿qué hay? ¿Una computadora o celular? ¿algún familiar? ¿tu mascota? ¿comida? ¿trabajo? ¿estrés?
Ahora, vuélvelo a ver, pero con otros ojos
Sí, trata de entender su esencia, de dónde viene y aún más profundo, el por qué está aquí. Observa las sonrisas, la colita de tu perrita moviéndose, a tu hija diciéndote “mamá”, a tu jefe pidiéndote algo de último minuto. Y ve más allá, el viento, los árboles, el cielo y vuelve a ti.
¿Qué sentiste?
El amor es el sentimiento más fuerte que puede existir, el que más nos conecta, el que nos permite tener esa sensibilidad para aceptarnos a nosotras mismas así de increíbles e imperfectas y a lo demás tal cual es; nos da la empatía y el entendimiento necesario para no juzgar ni juzgarnos.
Porque imagina, si nos exigimos a nosotras mismas tanto, ¿cómo será la exigencia con y para los demás? (Que por supuesto, no nos corresponde).
Empecemos a ver con amor, entendámonos, aceptémonos y permeemos esa empatía a todo lo que nos acompaña en esta vida.
Si tornamos nuestra perspectiva a ver todo a través del él, no quiere decir que todo se vuelva perfecto, simplemente se vuelve más humano, más empático, más compasivo y más real.
Experimentemos nuestra vida desde el amor y definámonos a nosotras mismas a partir de él. El amor es todo y es uno a la vez, igual para todas y todos. ¿Ahora entiendes por qué no tiene género?
Seguiremos leyéndonos…