El amor tocó a mi puerta con un hombre que radicaba en Canadá. Nos enamoramos, nos casamos y hace 2 años vivimos aquí, tenemos 2 hermosas hijas que nacieron en México. Cuando nos casamos, yo tenía muy presente los cambios que significaban para mí: dejar mi país, mi familia, mis padres, mis hermanos, mis amigas… ¡todo!


Siempre fui una mujer de una familia muy unida y jamás pensé vivir lejos de mi país, ni de mi familia, teniendo una maternidad, sin tu madre cerca y poder llamarle a las 2 de la mañana diciéndole: «Mamá, ven, las niñas están enfermas, ¡te necesito!» Y aunque bien dicen que cuando te casas ya eres harina de otro costal, en la práctica es mucho más complicado.

El miedo y la incertidumbre es latente, los nuevos retos como mujer y sobre todo como mamá son enormes, pues me separan más de 3,000 km de mi familia y de mis amigos. Yo siempre decía: «Qué valientes aquellas mamas que viven lejos de su familia».

Cuando sabes que vas a estar sola, te haces la fuerte por tus hijos, por tu esposo y por darle ese toque de que los padres deben dar el ejemplo y siempre deben estar fuertes; pero no, la maternidad cada una la vive distinto y no es fácil ser mamá.

Te cambia la vida y es maravilloso dar vida -vaya que lo es- pero también tiene su toque duro y difícil porque nadie nos enseña como amamantar, como dormir al bebe, ni como aguantar esas noches de desvelo, y cuando van creciendo, ¿quién nos enseña a controlar esos berrinches y a ser fuertes cuando se enferman?

Muchas veces te sientes triste, sola, quizá hasta deprimida. En ocasiones me pregunto quién soy yo ahora, en este momento, pero miro hacia atrás, veo el camino recorrido y no puedo creer lo fuerte como mujer que vas siendo día a día, sacando el barco a flote con los retos que la vida nos pone; siendo mamás, criando hijos solas y también siendo esposas.

Mi maternidad conmigo misma

Cuando pienso en mi maternidad, pienso en todas esas mujeres que viven lo mismo que yo, ¿sentirán lo mismo que yo? La lejanía te hace comprender y valorar demasiadas cosas, incluso a hacer las que jamás imaginaste.

Una mamá acompañada sin duda la pasa mucho mejor, su maternidad es mucho más llevadera, aunque también creo que habrá mamás que quizás no tengan conflicto por estar lejos de su familia y debo toda mi admiración para ellas.

En mi caso, extraño tener ese sentimiento que te da el tener a tu familia cerca y ahora les puedo asegurar que no lo sabemos, ¡no tenemos idea de esto hasta que te das cuenta lo valioso que es tener a tu tribu cerca de ti!

Mi maternidad, mi equipo

Una maternidad con un equipo, con un hogar, con un padre presente que se levanta en las noches contigo, que te consuela cuando lloras, te escucha cuando sólo quieres hablar y te apoya en tus propios retos como mamá, sabes que no estás sola realmente, y te anima cuando te dice: «No te preocupes, todo va a estar bien».

¡Los padres y el hogar son el pilar de nuestros hijos, pero ese sentimiento que te da el tener a tu familia cerca es difícil de explicar, pero también te da otro tipo de seguridad!

Cuando miro a mi esposo y veo su entrega todos los días luchando juntos, primeramente, cómo papá, esposo y hombre dando lo mejor de sí, pero también para conmigo, apoyándome en mi maternidad, tiene demasiado valor y esta es la diferencia a la que me refiero, cuando estás sola en teoría, ¡en realidad no lo estás!

¿Puede parecer que es complejo no es así? Sí, puede sonar difícil de entender, pero no cuando tu maternidad está acompañada de un papá presente, de un esposo que te hace sentir que esa soledad por estar lejos de la familia es normal y pasará, es entonces que sabes que juntos podrán lógralo.

Amigas con maternidad

Siempre he sido de tener pocas amigas, y no me dejaran mentir, pero cuando uno se convierte en madre, las amigas se acaban. Este tema de la amistad cambia por completo, ya que se convierten y se transforman en pocas personas con las que, a pesar de las adversidades, sabes que contaras con ellas y siempre estarán ahí.

Aunado a esto, hacer amigas en otro país suele ser complicado, con culturas distintas, idiomas distintos, después de vivir aquí un par de años puedo decirles que hoy en día tengo 2 amigas en este país.

Mi experiencia personal ahora que vivo mi maternidad lejos de mis amigas -una en México jaja- es que toda la relación que había se enfría, porque siendo mamá lejos de tu país, criando hijos, siendo esposa, mujer, emprendedora y ama de casa, el tener amigas queda en el último punto de la lista.

Para una mujer es muy importante tener amigas, tomar un café, pedirle consejos sobre los hijos, poder platicar o tan sólo saber que cuentas con una amiga, que se convierte parte de tu familia.

¡Sí, es difícil ser mamá lejos de tu familia! Pero también esto te hace aún más fuerte, te enseña a disfrutar más cada instante de la vida, aprendes a existir sin materialismos y solo vivir con la ilusión de verlos en algún momento cercano.

Mi consejo es que vivan cada instante único, disfruten su maternidad al máximo con su familia, su tribu, porque no sabemos cuándo el destino nos lleve a hacerlo de una manera diferente.