Las princesas de los cuentos de hadas siempre esperan que llegue un príncipe a rescatarlas, para que así, al fin puedan vivir felices por siempre. En la vida real, ¿necesitamos un príncipe?


Desde que somos niñas vamos creando nuestro propio concepto del amor. En mi época de adolescente, las revistas, los programas de TV, los videos musicales, la publicidad y por supuesto la cultura machista mexicana, fueron moldeando mi idea de lo que es amar y ser amada.

Recuerdo muy bien que las películas de princesas sin duda definieron mi concepto del amor eterno. El amor, en los cuentos, se resume en buscar a toda costa a un príncipe azul para que, sin cuestionarnos más, nos rescate -no sé de qué- y nos lleve al altar para tener un “y vivieron felices por siempre”.

En serio ¿un final feliz?, cuán lejos están esas historias de la realidad.

Esos cuentos de hadas nos hacen buscar el amor sacrificando todo por el otro, nos hacen creer que debemos encontrar a “otro” para ser felices y amados. ¿Por qué no nos enseñaron mejor, que el amor debe ser propio? Que no depende de nadie más que de nosotras mismas encontrar la felicidad.

Amor

Es la palabra más difícil de definir y sin embargo la que le da absoluta significancia a nuestra existencia.

Amarte de verdad significa conocerte, definir tus prioridades (no las que tu tía te dice, o las que tus amigas cumplieron, ni las que tus primas anhelan), me refiero a tus verdaderos sueños.

Cuando te sientas plena y segura de tomar libre tus decisiones, créeme, te lo digo desde el fondo de mi corazón, podrás incluir en tu historia “el amor por otro”.

¿Qué tan formal? ¡Tú decides!

Podrás ponerle el título que mejor decidas (novio, esposo, unión libre, soltería), lo que tú quieras pero que sea genuino, que no te ate, que no te limite, que no sólo sea un adorno para cumplir con el “check” de una sociedad.

Antes las mujeres dependían mucho de un varón, en lo económico y en lo social; hoy no. Así que decide amarte y después, ama con locura tus decisiones. Ya sea una vida en matrimonio, o en unión libre, ya sea que decidas tener una familia, o ser mamá soltera, o ser una mujer plena a la que no la define la maternidad ni los estereotipos.

Pero nunca dejes de amar, al final siempre se trata de una historia de amor: