Luego de celebrar la semana mundial de la lactancia materna, quiero compartir mi propia experiencia con la lactancia y creo que es una responsabilidad social que cada una de nosotras desde nuestra trinchera y nuestras capacidades hagamos algo por protegerla.


Llevo con éxito mi lactancia por más de 4 años, y para mí, una parte muy importante fue la información:  conocer todos los beneficios de la lactancia. Para continuar tanto tiempo, aprendí los aspectos emocionales y biológicos que forman parte del desarrollo de mi hijo y de sus ritmos biológicos.

Por otro lado, sin el apoyo de mi esposo, que si bien no es su hit que ande con la boob de fuera en lugares públicos (por aquello de las miradas morbosas) jamás me ha dicho: «tápate» o «aquí no»… yo misma, cuando me siento incómoda u observada, me tapo o busco un lugar más privado para amamantar a mis bebés.

Fundamental: el apoyo familiar

Mi esposo ha estado al pie del cañón cuando nos ha tocado atravesar brotes de crecimiento, noches de desvelo y ante los «opinólogos» ha estado a mi lado cuando nos han dado esos consejos no pedidos y esas críticas poco amables.

Mi mamá y mi hermana han sido bastante apoyo, me han acompañado en los momentos que me he sentido exhausta, me han escuchado cuando yo estoy en mis propias crisis existenciales y de maternidad.

Me escuchan sin juzgar y esa escucha, que no necesariamente incluye consejo, hace bastante diferencia y en este punto también incluyo a todas esas mamás y amigas que han sido lecheras conmigo.

Ahorita vienen a mi mente Lily, Gaby, las compañeras de las clases de estimulación, de PregnantFitness y yoga prenatal, de CarryFitness. Todas ellas que han amamantado seguras de lo que hacen independientemente lo que haya durado su lactancia, abrazo a todas las que aún siguen.

Con esto me doy cuenta de que si cada mujer compartiera más su experiencia con su lactancia, así haya durado un mes, una semana, un año, tres o más; habría más mujeres motivadas y empoderadas para amamantar más; esa es una de las razones por las que yo amamanto en público y sonrío o felicito a otras mamás que he visto que lo hacen.

Sin duda el tener un equipo médico informado y actualizado me dio la seguridad de amamantar durante el embarazo;  mi gine, incluso se certificó como Coach de Lactancia, me echaba muchas porras cada consulta; para después continuar la lactancia tándem el pediatra hizo también una excelente labor.

Cada consulta me ha recordado la importancia de estar bien, incluso a pesar de mis más de 3 años de experiencia me recomendó una asesora de lactancia; en verdad amamantar a 2 bebés al mismo tiempo fue un reto.

Hacer lactancia durante el embarazo era mentalmente abrumador, los cambios físicos de mi cuerpo no permitían que mi bebé mayor se acomodara para tomar leche y sumado a la hipersensibilidad de los pezones me costaba mucho emocionalmente sostener la succión, lo que llaman «agitación por amamantamiento».

Y ahora debía poner atención en mí

Esto me hizo trabajar en mí, en mi sentir, buscar siempre tener algún momento de autocuidado, me di cuenta que mi capacidad de sostener la succión era directamente proporcional a mi sentir, si me sentía mal sostenía poco, si me sentía bien podía gestionar la succión por más tiempo.

Después llegó el siguiente reto, hacerlo tándem… pensé que al nacer el bebé mejoraría la situación, y estuve equivocada, si bien la hipersensibilidad se fue, la intensidad de la succión del mayor ya teniendo al bebé en brazos me sorprendió, no solo eso, también la demanda, un recién nacido demanda mucha atención y esto no significa que de la nada el hijo mayor necesite menos atención.

Así que me vi de nuevo más abrumada que nunca en los años anteriores con mi lactancia, no podía destetar al mayor, sentía (aún lo siento) que es su manera de gestionar los cambios que trajo la nueva dinámica familiar: una mamá más ocupada, un bebé con quien compartirla y no solo a ella, también su leche y con tal de que estuviera más contenido emocionalmente no le negaba el pecho.

La consecuencia: mucha producción de leche, dolor como nunca antes en los pechos, el bebé regresando mucha leche por la sobreproducción.

Aquí algo que me ayudó mucho en este proceso fue el máster Dar Voz al Niño que estoy cursando, me permitió llegar a esta respuesta: Si, mi hijo necesita leche; pero también necesita que su mamá esté bien; un punto bastante importante de la crianza consciente es saber cómo estamos nosotras, qué necesitamos y qué nos pasa.

Y siendo honesta muchas veces he pensado que sería más fácil para mi destetar, pero también cuando pienso lo poco que significan 4, 5, ó 6 años de su vida creo que es poco y no lo tomo como sacrificio. Lo tomo como regalo de amor.

También pensar que algún día terminará me da nostalgia, así como no supe cuándo iba a ser la última vez que yo porteara a mi bebé, no sé cuándo será su última toma.

Cada noche que me pide, incluso más que el recién nacido tengo mis momentos de molestia, mis momentos de amor, mis momentos de cansancio, mis momentos de frustración, mis momentos de tristeza y todo al mismo tiempo en la misma toma. Y lo más difícil e incómodo es cuándo los dos me piden al mismo tiempo.

En fin, creo que es una experiencia única y que ojalá fuera más visible; he encontrado pocas mujeres que hacen lactancia tándem y creo que con lo que les platiqué se entiende porqué jajaja…

Así que para cerrar, les comparto que también a pesar de todo lo que arriba les cuento… aún tengo momentos donde me acurruco sola con mi bebé grande y lo abrazo, lo acuno y lo arrullo mientras toma su leche como el bebé que me
enamoró hace 4 años en la primer lactancia.

También tengo momentos donde ambos de mis bebés se miran y se sonríen mientras toman leche, momentos donde el mayor ayuda a calmar al menor si está llorando para que pueda engancharse mejor del pecho, momentos donde lo acaricia y entrelazan las manos.

Sin duda están formando un vínculo que solo hermanos que hicieron lactancia tándem podrán tener.

Gracias por leerme, te abrazo fuerte.