Las bodas siempre han sido un evento delicado, todo debe ser perfecto, aunque sabemos que hay millones de variables que harán que no sea así y a pesar de esto se debe organizar la boda perfecta.
Y de pronto, llega el día que hemos esperado desde chiquitas, nos dan anillo de compromiso y empezamos con los preparativos de lo que tiene que ser nuestra boda perfecta. No podemos dejar que se nos pase ningún detalle porque toda la gente que queremos va a estar ahí y tiene que ser como siempre la hemos imaginado, y todos deben de sorprenderse con todos los detalles, la comida perfecta, la música perfecta, el vestido perfecto, el lugar perfecto, etcétera.
Todo debe ser perfecto
Son tantas cosas que empezamos a estresarnos antes de tiempo porque todo quede “perfecto”. Pero, ¿qué es la perfección? Es una palabra con mucho peso y más en el día que desde chiquitas nos han pintado como “el más importante de nuestras vidas”. Además, hemos ido a las bodas de amigas, primas, hermanas y sabemos como nunca nadie esta contento con nada, todos se terminan quejando siempre de algo y sentimos que tenemos que darle gusto a todos con todas las decisiones que tomamos para ese gran día.
Y más porque vivimos en una sociedad en la que todo el mundo juzga, te miden por lo que tienes y no por lo que eres. La mayoría de las mujeres somos tan perfeccionistas que a veces no volteamos a ver que es lo que realmente queremos y muchas veces tomamos decisiones por darle gusto a todos, menos a la más importante, que somos nosotras mismas.
Muchas mujeres toman decisiones de qué vestido elegir, que DJ, que banquetero, lugar, con base en lo que han visto de sus amigas y conocidas, sin detenerse a pensar realmente qué es lo que ellas quieren. Muchas veces, como wedding planner, me toca ver como las novias realmente quieren algo, pero por el «qué dirán», terminan haciendo lo que hace todo el mundo. Porque prefieren no quedar mal ante la expectativa de sus invitados. También, nos toca ver bodas en las que la mitad de los invitados son por compromiso, que muchas veces los novios ni conocen, pero que tienen que estar ahí, porque si no, la familia quedaría mal con ellos.
Y llega el gran día
Después de meses de planear, de ilusiones, de expectativas, de peleas a veces, de risas, de llanto, de nervios pero sobretodo de mucha ilusión. Pero no deja de pasar por nuestra cabeza que todo tiene que salir perfecto y no puede existir ningún margen de error ante este momento que siempre hemos soñado.
Una boda sí es un momento único e irrepetible, además es un evento en vivo, porque no hay ensayos. Así como todo en la vida, creo que es un momento que tenemos que aprender a soltar, a confiar en que va a pasar lo mejor que puede pasar, y que la vibra y actitud que tenemos ese día, es la misma que vamos a contagiarle a nuestros invitados.
Entender que lo que es perfecto para mí, quizás no es perfecto para los demás y al final, ¿a quién le importa? si nunca vamos a darle gusto a todos. ¡Qué difícil es vivir ese día ante la expectativa de todos y no sólo pensando en lo que nos hace felices a nosotras y la verdadera razón por la que nos estamos casando con nuestra pareja!
Así que mi consejo es decirte que no existe una boda perfecta , tú la vas a hacer tan increíble y perfecta como tú y tu pareja la disfruten ese día, con la gente que más quieren, y soltando y confiando en que va a ser tan increíble como siempre la han soñado si sólo se divierten y no esperan darle gusto a nadie.
Si te vas a casar, y quieres divertirte en el proceso, no dudes en visitar mi sitio web o seguirme en Instagram.