Lo primero que debemos entender es que los cambios de hábitos, no son solamente alimenticios, debemos de hacer conciencia en que áreas de nuestra vida espiritual, emocional o física en la que queremos hacer estos cambios.
Antes que nada, debemos de estar nosotros convencidos y motivados para poder transmitirlo así con ellos y empezar a hacer cambios chiquitos, no quieras cambiar todo de la noche a la mañana.
Con nuestros hijos es mucho más fácil, ellos finalmente aprenden del ejemplo, si ellos ven que siempre te despiertas y haces ejercicio o tomas un jugo verde, o comes fruta, o meditas, etc., se les hace muy fácil copiarlo y cuando menos te des cuenta querrán hacerlo contigo.
Lo mismo aplica para nuestros pensamientos o acciones, si ellos ven que siempre te estás quejando de todo y criticando, juzgando a las demás personas, ellos lo van a hacer, porque ellos repiten todo lo que ven. Debemos aprender a ser más conscientes de nuestras acciones.
Lo que me funcionó a mí
Yo decidí hace 9 años cuando nació mi segunda hija, empezar en este camino de bienestar, al principio fue difícil porque traemos muchas creencias arraigadas y nos da miedo hacer cambios, entonces, lo primero que te aconsejo es: hay de desaprender para aprender.
A mí, por ejemplo, algo que me costó mucho trabajo fue entrenar en ayunas ¿Por qué? Porque de chiquita mi mamá me enseñó que lo primero que debía de hacer en el día, era desayunar y nunca podía salir de mi casa sin haber desayunado y mucho menos hacer ejercicio sin antes haber comido algo porque me iba a desmayar.
¿Qué pasó? Que cuando empecé a hacer un ayuno intermitente, pues me sentía mal, porque la mente es tan poderosa que, antes de sentirme mal, ya sabía que me iba a sentir mal. Entonces aprendí que no todo lo que me enseñaron de chica o, esas costumbres y creencias eran del todo correctas.
¿Qué es lo que necesitas o quieres lograr?
Antes de empezar a hacer cualquier cambio en tu vida, primero aprende a escuchar a tu cuerpo y ve que es lo que necesita y cuales son tus objetivos y lo que quieres transmitirle a tu familia.
Cualquier cambio que vas haciendo todos los días, por muy chiquito que sea, al final de un período de tiempo se vuelve enorme y lo mismo aplica con los malos hábitos, por eso la importancia de volvernos más conscientes de lo que consumimos, alimentos, pensamientos, noticias, relaciones, etc.
Una vez que ya te quedo claro todo esto, la gran pregunta: ¿Estos cambios se pueden hacer en familia?
Por supuesto que sí y tus hijos ni cuenta se van a dar.
Por ejemplo: si lo que quieres es bajarle al consumo de alimentos procesados, no quiere decir que de la noche a la mañana saques todo de tu alacena, pero si puedes dejar de comprar cereal y buscar opciones mas saludables como la granola casera o yo a mis hijos les doy: quinoa inflada, almendras fileteadas, coco rallado, chispas de chocolate sin azúcar y semilla de girasol, esto es un ejemplo solamente, hay mil formas de sustituir los cereales caseros.
Hay mil formas, el chiste es empezar.
1 comentario
Comments are closed.